viernes, 9 de enero de 2009

Cerrar paso a la impunidad en AL

Benoit, al grano

Por Raúl Benoit

Con la discreción y prudencia que requieren las citas con delincuentes supuestamente regenerados, llegué a un restaurante en Beverly Hills, California, mirando por el rabillo del ojo y por encima del hombro.

Un viejo amigo de colegio quería hablar sobre esos tiempos. En el pasado compartimos, pero debido a que éramos el agua y el aceite, nos distanciamos: yo periodista, él narcotraficante. Dijo ser informante de la agencia antidroga de Estados Unidos y juró y re-juró que se rehabilitó. Los lujos de los cuales alardeó, me hicieron sospechar que mentía.

Entre todo lo que me platicó, hubo algo que me trajo malos recuerdos de Colombia: “Se está moviendo mucho billete de los narcos a campañas electorales en Latinoamérica. Los carteles de la droga están comprando candidatos a la lata” (muchos).

Ya lo había oído de un agente de la DEA asignado a México. Aspiran impunidad a través del poder, aprovechando que este año se celebran 7 elecciones presidenciales, 3 legislativas y 2 referendos en América Latina.

El 18 de enero en El Salvador serán las municipales y parlamentarias. El 15 de marzo, las presidenciales. El 3 de mayo en Panamá. Y a final de año, en noviembre, en Honduras.

En Argentina, los sufragios legislativos para renovar la mitad de la Cámara y un tercio del Senado serán en octubre. En México, se llevarán a cabo comicios parlamentarios y de gobernadores en seis estados, en julio.

En Bolivia, Evo Morales convocaría a elecciones en ese mismo mes para “re fundar la nación”. En Uruguay un ex guerrillero es favorito para los sufragios de junio.

En Ecuador, Rafael Correa aspirará a un nuevo mandato en la votación del 26 de abril y en Venezuela, Hugo Chávez, intentará, en este primer trimestre, imponer el referendo que le permitiría candidatizarse por tiempo indefinido.

En estos países el dinero ilegal jugará un papel desestabilizador. La infiltración a las campañas electorales es una vieja maña de los narcotraficantes, pero en países donde los carteles parecían ser un problema ajeno, no les preocupaba tanto. Ahora los organismos de control tendrán que mirar con lupa los aportes que reciben los candidatos.

Muchos piensan que la izquierda es más vulnerable porque creen que son volubles y permeables, “fáciles de sobornar”. No es cierto. Los codiciosos son comprables, sean liberales, conservadores o socialistas. Es un problema de moral.

El objetivo vital de los narcos es Centroamérica, porque, a raíz de la persecución y desbandada en Colombia y la pugna de los carteles en México, decidieron establecer cuarteles temporales en la región. Además, pasar la droga a Estados Unidos es fácil por esa ruta. Entonces, planean seguir infiltrando los partidos, empresas y continúan comprando autoridades.

Si los políticos y dirigentes aceptan el dinero sucio de las drogas, asumirán el costo en pérdida de vidas que traerá la violencia y también pagarán el precio por el colapso en la economía y el aumento de la pobreza, consecuencias inevitables del dinero del narcotráfico.

Hay que mantener los ojos abiertos y los oídos despiertos. Cualquier indicio tenemos que denunciarlo, cerrándole el paso a la compra de la impunidad en Latinoamérica.

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