In memoriam
“El Vequito”, llevaba una semana sin ir a la guardería
Martincito, de apenas 3 años, por días, insistía a su papá que lo llevara a “la valle”. Dossier Político elabora el presente artículo periodístico para honrar la memoria de Martincito, y de todos y cada uno de los 46 Angelitos que ya el Creador llamó para formar parte de su Coro, en el Reino Celestial.
Por Alejandro Matty Ortega / Dossier Politico
Dia de publicación: 2009-06-17
“A penas tenía 3 años, le gustaba bailar, pero que fuera música de `La Braza`, esa era su preferida, pero también `patear` el balón de futbol del América que cuando se desinflaba, él le echaba aire con su boquita”.
Así inicia la plática con los padres a Martín de la Cruz, un pequeño que perdió la vida en el incendio de la Guardería ABC el pasado 5 de junio y desde donde al lado de 45 compañeritos más, partieron en viaje directo al Reino Celestial.
En una modesta y armoniosa vivienda ubicada por la calle Carlos Balderrama, de la colonia Tiro al Blanco, la familia reunida recuerda las travesuras de Martincito, más que travesuras, sus “ocurrencias” durante su breve estancia en este mundo, un tanto cruel.
“La verdad no era travieso, más bien era alegre y divertido, era obediente y le encantaba jugar con su papá a la pelota, pero los fines de semana, le fascinaba escuchar la música del niño Braza y de `volada` se ponía a bailar”, recuerda la señora Olivia, su mamá.
De inmediato interviene el señor Martín y aclara:
“Pero al `Vequito` también le gustaba ir a `la valle` quería aprender mucho y jugar con sus compañeritos, aunque también era bien enamorado, ya quería andar de novio por eso aprendía a bailar”.
¿Porqué “Vequito”?, inicia el reportero la entrevista.
La señora Olivia voltea a ver a su esposo y con la mirada fija en él explica:
“Le pusimos así porque quería mucho a su papá, para todos lados andaba con él, cuando salía a trabajar, ya se me hacía que se lo llevaba y como no podía hablar bien todavía pues decía: `Quieo ir con mi vequito, quiero ir con mi vequito`…, quería decir `mi viejito` a su papá y pues y cariñosamente, así se le quedó”.
Una prolongada pausa se interpone entre sus miradas y se toman de la mano, la siguiente pregunta espera para no interrumpir a sus manos que de a poco entrelazan sus dedos y la señora
Olivia no puede contener el llanto…
Y éste fluye por su rostro.
Martín, el papá, voltea al Cielo, se toma su tiempo y consuela a su esposa con una mirada y una tierna sonrisa.
El reportero interviene.
¿Dice que era enamorado, tan pequeño?
Detrás de la pareja, Doña “China”, la abuelita de “El Vequito” suelta la “crítica” contra su nietecito.
“Imagínate Alejandro, su mamá tuvo que grabarle varias canciones del `Niño Braza` en su celular y cada rato quería escucharlas para ir practicando el baile porque teníamos una fiesta de 15 Años y quería bailar con todas las muchachas”.
La “balconeada” que “Doña China” le dio a Martincito logró provocar delicadas sonrisas a sus papás, quienes secundaron a la señora.
“Es cierto, desde antes de que cumpliera los 3 años ya andaba alborotado y le decía a su papá: `Vequito, enséname a bailá, ándale, enséname a bailá”, acota la señora Olivia.
Una vez recobrada la charla la siguiente pregunta:
¿Cómo era un día de Martincito?
La mamá, un poco más relajada y sin dejar de ver a su esposo se encaminan al interior de la vivienda de “Doña China” y recorren los lugares caminados cientos de veces por “El Vequito”.
“Mi esposo se levantaba temprano para llevar al niño a la guardería, pero en la casa de nosotros, en la Peri Sur, y pasaba por él a la una, casi siempre, después se venían aquí, comía y se acostaba un rato a dormir”.
La señora describe cómo Martincito tomaba dos cojines del juego de sala y los ponía a un lado del ropero, en el cuarto de “Doña China”, donde además se encuentra un abanico que utilizaba para agilizar su sueño.
“Después de comer, él solito agarraba los cojines y los ponía a un lado del abanico, pero antes de acostarse pedía una sábana para tenderla sobre las piezas del sillón, se acostaba y se tapaba con ella”, detalla sonriente la señora Olivia.
“Pero en la tarde, ya quería patear el balón”, interviene el señor Martín.
Fue momento de la siguiente pregunta:
¿Qué pasó ese viernes en la mañana?
El padre de Martincito toma la palabra:
“Fíjese, a mi esposa la operaron una semana antes y la incapacitaron, yo sí podía llevarlo pero no teníamos quién fuera por él a recogerlo, así que optamos por no mandarlo a la guardería…
Desde el lunes nos insistía, `papá ya mero es vienes, me vas a llevá a la valle, me vas a llevá a la valle`, refiriéndose a la guardería y yo le decía que sí, que se esperara, que ya faltaba poco… y el martes, lo mismo, hasta que llegó el jueves…
`Papá, manana es vienes, me vas a llevá a la valle, ¡claro que te voy a llevar!, le dije, pero espérate hasta mañana”.
A su tierna edad, “El Vequito” a penas articulaba palabras y al decir “la valle(ría)”, el pequeño angelito de tres años quería decir “la guardería”.
“Llegó el viernes y madrugó antes de las 7 de la mañana ya estaba despierto y se me echó encima en la cama y otra vez comenzó:
`Vequito`, llévame, `Vequito` llévame a `la valle`, hasta que me convenció, lo alistamos y lo llevé antes de las 9 de la mañana”.
Martín, suspende la plática, toma un suspiro, voltea a ver a la señora Olivia y la toma de la mano.
¿Qué pasó después?, insiste el reportero.
“Pues lo dejé en la guardería lo abracé y lo besé, ya luego como a las tres de la tarde me dicen que hubo un incendio muy grande en la guardería y...”.
El reportero, por respeto a la familia de Martincito, omite los detalles.
“Ya hasta que lo buscamos…”
Un prolongado silencio aparece.
El reportero suspende la entrevista.
Los papás de “El Vequito” miran a quien los entrevista, le sonríen y encojen los hombros en señal de una disculpa por no poder continuar la plática...
Por varios minutos llega el silencio y sin mediar palabras nos muestran varias de las fotos que Martincito les dejó para continuar en sus corazones el resto de sus vidas, hasta su reencuentro en el Cielo.
“Doña China” nos hace el favor de mostrarnos las gráficas en su lugar para tomar la foto de la entrevista.
En éstas, “El Vequito” está bailando en una fiesta de 15 años, en otras, bañándose en un “yacusi” de madera, en una más, como revolucionario en un festival y en una de las más recientes, comiendo su pastel y señalando a la cámara con sus deditos, el número 3, el día de su cumpleaños.
¡Hermosas, muy hermosas imágenes!
Dossier Político elabora el presente artículo periodístico para honrar la memoria de Martincito, y de todos y cada uno de los 46 Angelitos que ya el Creador llamó para formar parte de su Coro, en el Reino Celestial.
El reportero agradece infinitamente su bondad a toda la familia y a “Doña China” quien depositó su confianza en nosotros al abrirnos la puerta de su casa en estos momentos tan difíciles… y se une a sus oraciones.
“El Vequito”, ahora cuida a sus papás, a “Doña China” y a toda su familia desde el Cielo, donde junto a sus 45 hermanitos de “la valle”, cantan los Salmos de alabanzas para el servicio de Dios.
jueves, 18 de junio de 2009
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